Soñé una vez con un bosque;
creo que yo era pequeña, o quizás los árboles eran demasiados grandes;
mis ojos buscaban el Cielo, y desde allí, veía pedacitos azules y rayos amarillos me acariciaban el rostro.
Desde mi pequeñez miraba las raices, la tierra, las hojas caidas en otoño;
en ocasiones abrazaba los árboles y desde allí les preguntaba como era el Cielo.
Un día, uno de ellos me invito a subir.
En mi camino aprendí de la lluvia, que cada tiempo pasaba danzando por el bosque, yo me detenía y danzaba con ella. Aprendí del viento, que traí mensajes de otros bosques, de otros seres. Aprendí de las aves, que confiaban sus hijos a los árboles. Aprendí de los seres que tambíen recorrían aquellos caminos.
Un día llegué a los más alto del árbol, muy agradecida contemple el paisaje, era hermoso, el cielo, las nubes, el sol, las aves.
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